Marina Tarkovskaya, hermana del cineasta, recopila una valiosa serie de textos que tras la prematura muerte del director ruso redactaron sus más íntimos amigos y sus compañeros de profesión, dando lugar a un inestimable testimonio que reivindica para este realizador la categoría de cineasta de lo absoluto. El libro cuenta además con un prologista de excepción: Quim Casas.Tal como sucede con Robert Bresson, Yasujiro Ozu o Carl Theodor Dreyer, Andrei Tarkovski posee un lenguaje propio e inconfundible, y durante toda su vida fue fiel a unos principios estéticos y filosóficos que le convirtieron en un director de minorías.Sin embargo, más de quince años después de su muerte, su obra goza del respeto de toda la crítica y se ha convertido en objeto de estudio en las escuelas de cinomatografía de todo el mundo.
"si muy bueno"