Acoso textual es un ejercicio de análisis, pero también de provocación. En cada una de estas columnas, el autor busca el sentido de los hechos noticiosos que le llegan a la sociedad fragmentarios y los sitúa en un contexto para otorgarles sentido. Confronta su explicación con la audiencia, valora y enjuicia los sucesos, asume una posición. Analiza y reflexiona, para posteriormente calificar positiva o negativamente, sin descalificar. Incomoda. Persigue trazas y de ahí que su trabajo suponga una destreza que en el periodismo es vital: el seguimiento metódico. Por eso el subtitulo de este libro es un homenaje a la investigación como principio fundamental del ejercicio: Una cacería de columnas periodísticas.