Que los moldes de la tutela (como mecanismo de protección del incapacitado que se articula sobre la base de la representación) y la curatela (como vehículo de simple asistencia sin representación) continúan sin dar el resultado apetecido por el legislador estatal, es algo indiscutible. Demasiada rigidez y excesivo procedime ntalismo conllevan una escasez irritante de medios para la protección de las personas