Sexto libro de la saga de Bruma. Salvador regresa a la ciudad; el humano está enfermo y necesita la medicina que solo su mundo puede brindarle. El comandante Tarzo y los coroneles Bruma y Tako son designados por el Consejo de ancianos para acompañarlo y protegerlo. Los cuatro amigos arriban al pueblo y se enteran de que la apacible normalidad del lugar está alterada. Algunas mascotas fueron robadas de sus hogares. Los vigilantes conocen a la doctora Laura y se unen a ella en la búsqueda de los perros perdidos. Durante la investigación, Bruma desaparece sin dejar rastros y los amigos temen por su vida. Mientras tanto, la construcción de una represa sobre el arroyo desespera a los habitantes del Reino; la obra comenzará en tres días y las primeras excavaciones se realizarán sobre el área que comprende el portal. Si los vigilantes no consiguen rescatar a Bruma antes del comienzo de la obra, ninguno de ellos podrá regresar a la Colonia. Después de muchos años, Tarzo revivirá la noche más oscura de su vida y se reencontrará con alguien de su pasado que creía terminado. Los vigilantes descubren el inquietante pabellón abandonado y la vieja casona escondida en el bosque. El lugar que habita el profesor esconde un terrible secreto entre sus paredes. Los amigos solo tienen cuarenta y ocho horas para lograr develar el misterio y regresar a su hogar antes de que sea demasiado tarde. Finalmente, Salvador tendrá que tomar una decisión muy importante que lo hará dudar sobre su futuro junto a los perros.