En el año 1806 los hermanos Grimm iniciaron su labor de recolección de cuentos populares entre los habitantes de todos los rincones de su Alemania natal. Luego de ocho años de trabajo salió a la luz la primera edición de su obra: Cuentos infantiles del hogar, que condensaba de muy buen modo el carácter de las narraciones que contenía, advirtiendo en su prólogo sobre el origen de ellas y sobre su propósito de transmitirlas de la manera más fiel al modo como fueron contadas por los abuelos campesinos. Así pues, mantuvieron las fórmulas de la transmisión oral. Los Grimm, claro está, aportaron elementos expresivos y detalles que el traslado de lo oral a lo escrito les exigía para darle coherencia a la estructura narrativa. El contenido de estos cuentos es diverso y siempre está matizado por la fantasía y la imaginación populares, y por lo general ronda el campo de las emociones y los afectos; el dolor y el sufrimiento, la tenacidad y el valor, el triunfo y la derrota, y otras muchas características del alma humana.