No cabe duda de que Cervantes fue un hombre de teatro. Ávido espectador, poeta de la que es considerada la mejor tragedia áurea al comenzar su carrera literaria, dramaturgo de algunas comedias que lograron triunfar en las tablas, creador de ocho comedias y ocho entremeses que hacia el final de su vida da a la estampa, aunque nunca fueron representados.