Con las alas prestada de Guridi: Cuando Remedios la bella, empezó a elevarse dejando los escarabajos y las dalias, envuelta en sus sábanas con destino a los altos aires donde ni siquiera los pájaros de la memoria podrían alcanzarla, ella quien solo había vivido de silencios, sentó un precedente, una especie de repetición en el acto de volar sin alas. Volar es algo inusual, lleno de peligros, no se puede volar demasiado alto porque el calor del sol puede derretir la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas. Alicia voló dentro de una madriguera, porque caer también es un acto de flotar mientras nos hacemos la pregunta más importante: ¿y ahora qué vamos a hacer? A menudo todo lo que conduce al aire como despegar, alas, plumaje, viento de cola, flotar entre nubes simbolizan la empatía de los humanos a ser libres como el viento, porque volar es dejar atrás la tangible gravedad de nuestros actos, nos acerca a la idea de la libertad, erróneamente considerada lo que nos hace feliz, pero “la libertad no hace felices a los hombres, los hace simplemente hombres”. Juan Carlos García Guridi en “Con un par de alas tremendas” pone a volar a toda su comarca con sus personajes curtidos tan llenos de retoques y más retoques al punto de que se sientan a tu lado, entre las nubes y parecen tan vivos que dan ganas de ponerles la mano sobre el hombro, pellizcarlos, darles los buenos días, allí, rodeados de nubes y ángeles ausentes. Es en la tierra de los sueños donde somos libres. Eduardo René Casanova Ealo. Editorial Primigenios