Este libro intenta responder a una pregunta: ¿para qué puede servir la Historia?; y, sobre todo, ¿para qué puede servir la Historia del Arte y de la Arquitectura? Seguramente, la respuesta a tal cuestión no puede consistir en una fórmula única: no una, sino más contestaciones se deberían poder perfilar y, en efecto, estarán implícitamente presentes en el curso de nuestro texto. No obstante, no podemos eludir el carácter amenazador de semejante pregunta en una época en la que el sistema social y productivo asedia sin respiro a una disciplina desprovista de cualquier retorno operativo y donde la Historia queda como una de las pocas actividades exenta del demonio omnipotente de lo útil económico.