No esperes {...} encontrar en los descansos de esta nación las diversiones de los necios o el alboroto de los viajeros sin rumbo, sino más bien un relajamiento del espíritu, concentrado en un solo propósito, y sobre todo una reflexión sobre las cosas que nos preservan para la vida futura y nos impiden pensar en algo más preciado o sublime que Dios. El ingreso a Cristianópolis no es solo el desenlace de una epifanía: la incorporación del viajero a la ciudad reclama un estado previo de pureza, la exhibición de una pureza que anticipa la fertilidad de la estancia: es preciso dar testimonio de la voluntad a la convivencia armónica {...} Es preciso mostrar la evidencia de una vida fundada en el rechazo del mal y la barbarie, una vida asentada en la serenidad, la modestia, la contención del lenguaje, se relevancia, la quietud de la mirada.