Un grupo de hebreos pertenecientes a la familia de Abram deciden ir en busca de una tierra fija, de una nación propia, la cual encuentran en una parte alejada del Noroeste de Egipto. Allí se instalan y dan a esa tierra el nombre de Shura en honor a su jefe de grupo, aunque vendrán luego varios reyes, destacando aquí a Noxos y su hijo. Esta nación, a pesar de ser pequeña, crecerá fuerte y próspera por su buen comercio a causa de los beneficios que allí se encuentran como lo son el hierro, las medicinas, los elementos de artesanía y las varias minas de oro y de plata, grandes en riqueza… Pero lo que estos hebreos, designados ahora como shuráneos, no saben, es que la tierra que pisan está maldita a causa de los elementales de la ciencia del bien y del mal que germinan secretamente en sus suelos, además de ser allí donde cayeron los réprobos del cielo, designados como demonios, los cuales no tardarán en surgir gracias a Gredan, un mago oscuro de Canaán, y lanzarse, con la ayuda de cananeos perversos, a la conquista de Shura para conseguir sus elementales con la intención de recuperar el Demontre o Poder Luminoso que les dará plena autoridad para maquinar bajo la luz del día; incluso los egipcios se lanzarán al asedio, sólo que éstos con la intención de hacerse de la riqueza de sus minas, por lo que de un momento a otro los shuráneos se verán envueltos en sangrientas batallas por la conquista y liberación de su tierra, situaciones caóticas donde la lealtad, la ambición, el peligro, el amor, la sensualidad, el terror, la intriga y la decepción se fusionarán en una gama de oscura y colorida lectura que atrapará al lector desde sus primeras páginas. Preparaos, pues, para entrar al mundo fantástico, aterrador y apocalíptico de esta obra.