El hombre es un animal de necesidades de todo orden que no puede satisfacerlas por sí solo; debe utilizar los bienes que le provee la naturaleza en su estado inicial, y como esto no es suficiente, debe transformarlos y relacionarse con los demás seres humanos, servise de ellos, utilizarlos y hasta instrumentalizarlos. Esa sujeción es recíproca y múltiple: del individuo frente a otro u otros y frente al grupo y de esta interacción con los primeros; para su desarrollo requiere de una vivencia o conciencia social que le permita asumir su obligatoriedad y luego generalizarla mediante una regulación que se impone coercitivamente.