Dante Alighieri está directamente relacionado con el origen, y, de hecho, es considerado como “el padre” del idioma italiano. La muerte de Beatriz (su gran amor e inspiración) y el exilio de su natal Florencia, generaron en Dante el surgimiento de su obra cumbre, la Divina comedia, base de la literatura alegórica medieval, escrita en toscano, la lengua que de origen dio forma a lo que en realidad el escritor italiano concibió en principio como un poema. Según el pensamiento medieval, el número 100 constituía la perfección. De esta forma, Dante configura cien cantos a los tres definitivos reinos, cada uno de los cuales es un cántico en sí mismo: Infierno, Purgatorio, Paraíso. En 1472, Giovanni Boccaccio adiciona el término “Divina” a lo que Dante había titulado tan solo como “Comedia”, dado que, al proponer un epílogo feliz, la obra no concordaba con la esencia del aclamado género de Tragedia. La Divina comedia desarrolla numerológicamente (el 3 es predominante a lo largo de todo el entramado) el viaje de Dante a través de los tres reinos de los muertos, y el lapso de tiempo abordado comprende la noche del Viernes Santo y concluye el miércoles después de la Pascua, primavera del año 1300. Virgilio, el notable poeta romano, lo acompaña en su procesión por el infierno y el purgatorio, a la vez que Beatriz, su gran amor y pasión, lo asistirá en su posterior ascenso al paraíso.
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