Una comprensión más profunda del Ego y el Espíritu crítico permite una mejor relación con el mundo y nuestros semejantes. Pero no menos importante es el trato consciente y amoroso con el propio cuerpo. La curación espiritual de la enfermedad física y mental comienza con la percepción irracional de nuestras sensaciones, sentimientos y pensamientos. Percibir los sentimientos negativos sin desplazamiento crea una oportunidad para definir de manera más amplia y más profunda nuestra vida. La mente y el ego no son antagonistas, sino socios en el desarrollo del potencial humano.