El Hno. Rafael es un impresionante testimonio de Cristo. Su seguimiento, radical y desnudo, de Jesús de Nazaret es de un valor inapreciable para el mundo actual: para nuestro mundo de hoy, cansado y desencantado de teorías y sistemas más o menos materialistas, y que siente nostalgia de lo divino: sin saberlo, tiene sed de Dios. Y nada le pondrá tan eficazmente en ruta hacia El como el testimonio vivido de los que lograron apagar en Dios la sed ardiente que devoraba su alma, como el Hno. Rafael. Él, que escribía sencillamente lo que vivía, nos hace percibir en muchas páginas de sus escritos que su alma toda estaba poseída y dominada por el Espíritu de Dios. El lector tiene en sus manos la «biografía espiritual» de un monje contemplativo. No fue, ciertamente, un hombre de acción. Fue algo más: una vida que en el silencio del claustro -y en la soledad del sufrimiento- se dejó invadir y traspasar por la acción suave y arrolladora de Dios, la única que puede transformar, desde su raíz, al hombre y al mundo.