En esta ocasión Falco va a la playa de Ostia a reposar y hacer algunas visitas familiares. Pero, como siempre ocurre, no podrá descansar, porque deberá enfrentarse a la misteriosa desaparición de un afamado comentarista de los amoríos y desventuras de los principales ciudadanos romanos. Son muchos los que están encantados con esta desaparición, pero las indagaciones de Falco pronto lo ponen sobre la pista de un pirata, en contacto con un joven auriga, una muchacha de romáticas ideas y toda una espléndida galería de personajes secundarios que normalmente no hacen más que complicarle la vida a nuestro protagonista. El del periodismo rosa y sus límites parece ser que ya era todo un tema en la Roma antigua, y eso a Lindsey Davis le permite hacer un irónico paralelismo con nuestro tiempo.