El primer capítulo de su libro se titula “Teoría marxista del fetichismo de la mercancía” y comienza con la frase “La teoría de Marx del fetichismo de la mercancía no ha ocupado el lugar que merece en el sistema económico marxista”. Rubin insiste en la necesidad de distinguir entre el aspecto técnico y el aspecto socioeconómico de la producción capitalista y en el hecho de que su confusión constituye el fetichismo típico de la economía burguesa y de la vida cotidiana. La teoría del fetichismo no es entonces una rareza metafísica de Marx (como predicaba todavía Louis Althusser medio siglo más tarde), ni tampoco designa una “mistificación” de la explotación. Constituye más bien una teoría general de las relaciones de producción de la economía capitalista y se encontraría incluso en la base de todo el “sistema económico” de Marx, y sobre todo de su teoría del valor. El fetichismo no es solo un fenómeno de consciencia social, sino del ser social mismo, dice Rubin. Ningún otro marxista de su época lo había dicho con claridad, y hay que considerar la indiferencia y la confusión –incluso de los mejores– ante esta cuestión para poder apreciar la agudeza de Rubin. Del Prólogo de Anselm Jappe.