Cierta crítica literaria daría no hace tanto en acuñar la denominación de «edad de plata» con el propósito de limpiar, fijar y dar esplendor a una etapa desdichada de nuestra historia contemporánea que empezó y acabó entre alardes de pirotecnia, como las ferias pueblerinas. Tiempo atrás, un escritor de esa «edad de plata», don Ramón del Valle-Inclán, fallecido cuando ya el país empezaba a oler a pólvora, hab