Un día al llegar a su casa de madrugada, Humberto escucha "sin querer" a su padre hablando por teléfono con una mujer que no es su madre, quien se haya de viaje por Europa. Lo que escucha desencadena una serie de cuestionamientos y sentimientos en torno al núcelo familiar y el papel que cada uno de sus integrantes juega dentro de él. Decepcionado por su universo fagmentado, Humberto se refugia en un extraño encargo editorial del periódico para el que trabaja, el cual le lleva a redactar esquelas y pésames para gente desconocida; y a buscar inspiración para ello en funerales de gente anónima. Narrada en primera persona por la madre, la novela es una dura reflexión sobre la forma en que los hijos tantas veces juzgan a los padres y el dolor con que éstos asisten al juicio que tarde o temprano los condena. Pero también, es una historia sobre el perdón incondicional que pese a todo, los padres conceden a los hijos.