Pasaron dos minutos de angustiosa expectativa. Aquel grito extraño no tuvo repetición; reinaba el más profundo silencio en la selva. Hasta las palomas, los faisanes, los calaos de mandíbulas de sierra y los papagayos, eternos parlanchines, habían suspendido arrullos, gorjeos y cánticos, como si los hubiera asustado, lo mismo que a los hombres, aquella imprevista señal de alarma, o lo que fuere...
"Tema recurrente de Salgari y muy entretenido"