Los poemas de Hombre sin descendencia registran la conciencia dubitativa de un ser humano que se sabe infecundo, ante una realidad efímera y provisoria, pródiga en zonas de sombra. Pero toda fugacidad esconde también su destello. De este modo, junto a la nostalgia de lo perdido, a ora el asombro por los dones del mundo: el amor y la música, el vino y la palabra, el calor de lo humano y la embriaguez de esta