Cuando se escucha la palabra «culpa», surge inmediatamente la idea de responsabilidad por algo que ha sido mal hecho, algo que ha sido dañado y cuyo origen se hace necesario buscar para detectar dónde se encuentra la responsabilidad última del daño ocasionado, con el fin de poder corregirlo y compensar de alguna forma ese daño cometido y prever daños futuros. Este es el ideal de la culpa sana y su función correctora del equilibrio. Aunque también hay una culpa insana que provoca el desequilibrio...