En la última década del siglo pasado, autores en distintos países comenzaron a proponer un modelo de justicia especial para facilitar el final de las dictaduras militares, de las guerras civiles o, en el caso particular de Sudáfrica, el fin del sistema de discriminación racial (apartheid). Se trataba de integrar diversas piezas utilizadas en distintos países desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. A principios de los cincuenta, Alemania inició un programa de reparación individual para los sobrevivientes de los campos de concentración o sus familiares. Asimismo, destinó un monto anual a favor del Estado de Israel como reparación colectiva. Las distintas piezas de estas variadas experiencias, es decir, el derecho a la verdad (tanto judicial como histórica), a la justicia, a la reparación (individual y colectiva) y a las garantías de no repetición, fueron articuladas, a finales del siglo pasado, por varios autores, bajo los nombres de justicia transicional o, en algunos casos, de justicia restaurativa.