La imperfección, la carencia, el no tenerlo todo, es inherente al ser humano porque nadie es perfecto. Todos necesitamos ser reconocidos como personas valiosas y merecedoras de afecto para sentirnos bien y enfrentar con éxito las adversidades. Sin embargo, en una sociedad competitiva como la nuestra, la discapacidad tiene u n valor peyorativo, invalidante y de exclusión a veces incluso más discapacitante que