Eludiendo las vulgares mansiones kitsch en que suelen habitar las estrellas, Adam Bresnick escoge unas cuantas casas de reconocidos divos que fueron diseñadas por destacados arquitectos. Casas singulares e irrepetibles como sus dueños. Si el hogar es habitualmente el ámbito de la intimidad de sus habitantes, en estas casas la diferencia entre lo privado y lo público se desdibuja. El carácter escenográfico propios de los espacios en los que las divas resplandecen ante el público impregnan profundamente sus moradas, escenarios con sofisticados mecanismos de exhibición. También se indaga en la relación, tensa y conflictiva, entre el ego de la diva deslumbrante y extraordinario y el del arquitecto: Josephine Baker, musa de la época del jazz, y el austero Adolf Loos; la bailarina Madame Guimard y Claude-Nicolas Ledoux, arquitecto neoclásico; el extravagante multimillonario Beistegui y el revolucionario vanguardista Le Corbusier, entre otras parejas, recorren estas páginas.