Escribir un libro sobre integración regional en los albores de la segunda década del siglo XXI resulta, a la vez, una oportunidad y un desafío; y justamente estos dos elementos son los que han motivado a los autores a embarcarse en esta tarea.El fenómeno de la globalización económica y comercial, que durante los años 90 alcanzó su punto más alto en términos de elaboración de un supuesto nuevo paradigma teórico, presentaba al libre mercado como el principio de una nueva historia de la humanidad que lograría perdurar eternamente.A partir de esta visión, el escenario económico internacional pareció ingresar a una época donde el libre comercio, el fin de las barreras comerciales y la eficiencia del mercado reglaría a las relaciones económicas y comerciales entre los países; dando por superado al principal actor de las relaciones internacionales del siglo XX: el Estado. Y la integración regional no tenía porque quedar al margen de estos paradigmas. De este modo, el debate al interior de esta disciplina ya no estaría referido a la modalidad más efectiva para que los países pudieran integrarse (viejo regionalismo vs. nuevo regionalismo), sino que el nuevo debate en boga durante esos años sería el relativo a la modalidad que deberían adoptar los países para alcanzar el libre comercio (multilateralismo vs.regionalismo) para poder incorporarse de un modo más efectivo al mercado internacional.Sin embargo, los diversos sucesos ocurridos a partir de apenas iniciado el siglo XXI empezaron a poner en cuestión gran parte de los fundament