Un hombre estrangula a una mujer. Es un crimen no premeditado, repentino, sin motivo, gratuito. Al cobrar conciencia de lo que acaba de hacer y de las consecuencias que van a caer sobre el, el protagonista, aterrado, sin acertar a comprender el absurdo de esa muerte, de una amiga a la que verdaderamente apreciaba, escapa en la noche por las calles de la ciudad, cercado por una profunda reflexion e interiorizacion que lo aproximaran a su propio vacio. Todo es penumbra, huida, locura, mientras corre senalado por el dedo de la desgracia. No hay una sola concesion en la tensa y emotiva escritura de la novela. El fulgor nocturno de las imagenes y el rigor poetico de la construccion nos llevan a un desenlace en el que, de nuevo, el uso ejemplar de la ambiguedad creadora prolonga su dominio sobre el lector mas alla del inquietante final.