Para mejor entender el ambiente en que se gestó el levantamiento heroico de los cristeros se vuelve indispensable retrotraernos a los orígenes del México independiente. Porque en esta noble nación, como entre nosotros, las cosas fueron ambivalentes, contrariamente a la ideología unívoca que intentó imponer la exégesis oficial, basada en la institucionalización de la mentira histórica. Impúsose, así, la imagen de un México bien definido, que nació y creció en el espíritu del iluminismo, debiendo afrontar los embates de las tinieblas católicas y de las raíces hispánicas. Tal es la concepción pseudo-histórica del oficialismo laicista. No resulta, pues banal destacar quiénes fueron los auténticos héroes y quienes los verdaderos traidores.