A lo largo de los siglos los habitantes de Castilla y León hemos sabido aprovechar nuestros recursos, entre los que existe una amplia cantidad y variedad de materiales rocosos aptos para su utilización en la construcción. Tenemos la fortuna de contar con monumentos y conjuntos históricos-artísticos declarados Patrimonio de la Humanidad, como la Catedral de Burgos, la Ciudad antigua y el acueducto de Segovia, el Recinto amurallado y los monumentos extramuros de Ávila y la Ciudad de Salamanca. A tan meritoria calificación, derivada del alto valor de la construcción monumental e histórica ha contribuido un elemento común: la piedra natural.