LA GUERRA DE TROYA FUE SIEMPRE LA GUERRA DE LAS MUJERES.Helena y su inigualable belleza, que result¢ ser solo un hueso que los perros rabiosos se disputan, Casandra, cuyas profec¡as nadieatiende a menos que un var¢n las enuncie, la obcecada Amina, con lamirada fija en las ruinas, decidida a vengar la muerte de su rey,Hcuba aullando de dolor en la silenciosa orilla, como si sus gritospudieran alcanzar los pasillos del Hades y despertar a los muertos, yBriseida, que lleva en su vientre al hijo del hroe ca¡do... Ay, lasmujeres de Troya, atrapadas de nuevo en la ciega lucha de loshombres!Una mirada magistral desde la perspectiva de las no combatientes, una novela memorable y poderosa sobre el m sgrande de los mitos griegos por la autora de El silencio de lasmujeres.Troya ha ca¡do. Los griegos han ganadosu amarga guerra. Ahora solo necesitan un buen viento para levantarvelas y regresar victoriosos a casa. Pero los vengativos diosesmantienen el mar en contra, por lo que los guerreros permanecen en ellimbo, acampados a la sombra de la ciudad que destruyeron, acompa¤ados por las mujeres que raptaron. ®En laIl¡ada, esa oda a la destrucci¢n causada por la agresi¢nmasculina, las mujeres son el objeto a travs del cual los hombresluchan entre s¡ para afirmar su estatus. Las diosas siempre tienenalgo que decir, pero las mortales suelen permanecer en silencio y sihablan es solo para lamentarse: por la ca¡da de Troya, por sus hijos,padres y esposos muertos, y por su propia libertad, tomada a la fuerza tanto por los vencedores como por los vencidos¯. TheGuardian