La violencia contra la mujer ha sido una constante en el recorrido histórico desde tiempo inmemorial. Mucha de esta violencia se atribuye al sistema de organización familiar conocido como patriarcado. Su origen parece relacionarse con la aparición de la agricultura y de la propiedad privada -sociedad feudal-, en las que las actividades de poder, bélicas, económicas y sociales pasaron a ser competencia casi exclusiva del varón. Las organizaciones sociales más poderosas como las diversas iglesias, las monarquías y los ejércitos se consolidaron eminentemente masculinas y bajo su poder. La expansión de las religiones monoteístas -judía, budista, cristiana y musulmana- reforzaron el patriarcado con la existencia de un solo dios, masculino y todopoderoso, al tiempo que las mujeres desaparecieron de los templos y de los ritos religiosos en los que antes habían tenido protagonismo. Desde que el hombre se hizo sedentario, la mujer aparece en un plano inferior como compañera, madre y cuidadora de los hijos, y por muchos años, la mujer fue considerada como parte de los bienes de la casa. Largo y tortuoso ha sido el camino recorrido por la mujer a través de los siglos, para reivindicar su calidad de ser humano. Acompañarla solidariamente en este recorrido histórico, es el propósito de este libro.