Los dueños de la tierra - david viñas - prames ... vicente no podía superar su contrariedad, sentía la ropa pegada al cuerpo, sobre todo en los hombros, pero por lo menos quería mostrar algún interés: acababa de dejar al viejo, el viejo había pensado en él, le había rogado que fuera al sur, a la patagonia o al demonio, y ahora estaría en una habitación atestada de sillones rojos que quedaba al fondo de ese pasillo...