A veces he imaginado una biblioteca mexicanisima que encerrara lo fundamental de nuestra expresion. En ella, los libros de mentalidad primitiva, recopilados en forma fiel y directa, ocuparian importante sitio.Un libro como Los hombres que disperso la danza estaria en esa ideal biblioteca encendida. Luis Cardoza y Aragon. La mitad del material con que estan compuestas estas leyendas fue inventado por los primeros zapotecas. La otra mitad la invente yo. Invente, tambien, una manera de narrarlas. Hice algo mas; di unidad a ese material, antes disperso. Pero quiza lo unico personal que haya aqui sea eso: la manera de contar estas mitologias. Cuando alguna ha vuelto a contar alguna de estas leyendas, aunque la transcriba, no me llamo a plagiado, ni me duelo. Por el contrario, me alegra comprobar que estas fabulas no contradicen el espiritu de mi pueblo, hasta el grado que haya quien pueda atribuirlas a tradicion oral. En cuanto a la incidencia en el tono, en el ritmo, aun en las palabras mismas con que yo las referi, me da orgullo: el de saber que no podran ser referidas sino al modo como yo lo hice. Andres Henestrosa. Hermoso libro, publicado por vez primera en 1929, ve la luz nuevamente.