'No es la anécdota en sí de un argumento, ni acaso las astucias comúnmente literarias lo que nos deja la lectura de esta serie de relatos de Cristina Elena Campos. Si lo redujéramos sólo a eso, algo muy valioso se habría perdido.Es ante todo un clima, de singular delicadeza, el que prevalece, abriéndose a múltiples y diversos caminos del sentimiento y la imaginación.Impera una visión recogida del paisajismo cotidiano y familiar, inspirado siempre por un ideal adoctrinador. Ya se trate de la encantadora protagonista del texto que nos ocupa, Marie. Relatos, sabores y algo mes, de la Nana, de Pipina, Ulises o tantos otros, los personajes son apenas una sutil excusa tras los cuales respira la autoridad de un espíritu curiosamente trabajado en todos los sentires en que el alma se devana.Con estilo depurado y una prosa no exenta de relampagueos líricos, la autora de estas páginas está en ellas de manera contundente. Recordemos a Flaubert: 'Salambó c´est moi'...Tuve el privilegio y la felicidad de ser su amiga. Ahora el honor de este comentario y la alegría de rescatarla.' Ana María Gil'