El terrible invierno ruso, que pudo con los ejércitos más poderosos, no amedrenta a los viajeros, quienes se precipitan a orillas del Neva en pleno diciembre. Iluminadas por el pálido sol invernal, las aguas congeladas del gran río se perfilan bajo el hielo. Gogol y Dostoievski le indican el camino al visitante que se pasea por la Perspectiva Nevski; Catalina la Grande y Nicolás I lo reciben en la puerta del palacio para acompañarlo durante su visita. El visitante los mira de reojo: ¿soportarán los zares verlo comenzar por las grandes obras maestras de la pintura occidental? Por las madonas italianas, El Greco, Rubens...'