El que conoce a Beba te dice que es una mujer joven, dinámica, hiperactiva, inagotable. De pronto, un día, sin saber por qué, se desplomó. Empezó a tener miedos, terror, se sentía ahogada. Ataques insólitos, con síntomas confusos, inexplicables. Nadie entendía. Debe ser stress, decían. Siempre peor, el pozo se hace cada vez más profundo. Hasta que llega la desesperanza. Se acaban las ganas de vivir. Peor, estaba muerta en vida. Sentía que estaba frente a la muerte. Como Beba hay miles de personas y lo que les pasa tiene nombre y apellido: Panic Attack o Ataques de Pánico. Pero no hace mucho que esto se sabe. Hasta hace poco, directamente se la ignoraba o se la trataba como una profunda depresión o stress. El Panic se enmascara y aparece revelado con desórdenes médicos que confunden y llevan a diagnósticos errados. Con un diagnóstico equivocado no hay cura posible. Beba salió y cuenta cómo y en sus testimonio refleja el dramatismo de las interminables horas que pasó durante días y despu