Es un versículo del Salmo 144. Introduce, por una parte, en la contemplación del rostro de Cristo Jesús, en el cual debe mirarse la vida de un discípulo; por otra, en la experiencia de la oración, que es la fuente y el aliento de dicha vda. Es la llamada a la recuperación de esa alma "alegre y melodiosa" que constituye la substancia de una genuina vida de fe.PresentaciónIntroducción1. Para ti tocaré el arpa de diez cuerdas2. ¿Dónde están los otros nueve?3. Dar gracias por la vocación4. Dar gracias por el noviciado5. Dar gracias por la comunidad6. Dar gracias por mi trabajo7. Dar gracias por el camino de oración8. Dar gracias por las pruebas9. Mirar el rostro de Jesús10. Contemplar al Señor de la Iglesia.