La obsesión es traducir el alma. Descifrar, por un lado, a partir de las evocaciones de la ausencia –y las motivaciones que de ella se ramifican- los orígenes remotos de las guerras internas. El contenido de los cien poemas que conforman la obra resulta atemporal e individualizado y, al mismo tiempo, susceptible de tantas interpretaciones como nexos de la historia propia encuentre el lector. Así mismo, además de aquellos, se recogen una serie de reflexiones más dinámicas y actuales con la estructura de la prosa poética. Estas letras beben humildemente de las influencias de la Generación del 98 y especialmente de la Generación del 27; y no son sino un intento de dilatar la memoria viva de la poesía encarnizada.