Desde agosto de 1990 está vigente en el Perú un proceso de política económica que se caracteriza por ser ortodoxo, neoliberal, cortoplacista y centralista. Este proceso, recomendado y aprobado por el Fondo Monetario Internacional, se ha constituido en el instrumento fundamental de los gobiernos con el propósito de “estabilizar” la economía nacional. Sin embargo, frente a los acontecimientos mundiales que afectan al crecimiento económico del país, desde octubre del 2008, se hace necesario estudiar y recomendar al gobierno los lineamientos de un Plan Estratégico de Desarrollo y proponer un Plan de Desarrollo Nacional-Regional que respalda la ejecución de una estrategia de desarrollo que sea la fuerza dinámica impulsora de un conjunto de políticas económicas en el orden público, social, regional, ambiental, financiero, tecnológico y de formación y capacitación.