Es Cierto que de El Principito se han hecho muchas reseñas, que en una buena cantidad de colegíos lo utilizan como material de estudio, que se han realizado muchas películas, hasta en dibujos animados, y que se han llevado al escenario bastantes obras de teatro. Pero para los jóvenes que no lo han leído es una oportunidad para replantear las ideas que sobre la amistad se intercambian en las calles y colegios, en donde muchas veces se expresa abiertamente que los amigos no existen y se dice que hay que desconfiar de todos. Pero, ¿será así? Este relato no pasará en el tiempo, cada día se hace más vigente y la noción que ofrece sobre el amor y la amistad es una de las más bellas formas de expresión literaria. Un aviador cae en el desierto del Sahara. Allí, en medio de las arenas, debe enfrentarse a la soledad inmensa mientras repara su avión. Un pequeño aparece sorpresivamente, ellos establecen una relación que los hará recorrer por los mundos donde el niño, El Principito, ha viajado. Cada mundo tiene a un individuo que representa al respeto de las personas: Un rey, un vanidoso, un hombre de negocios, un farolero, un geógrafo y un aviador. Mientras se conocen las historias de estos personajes, El Principito, quiere encontrar la forma de volver a su planeta donde su amiga, una flor, lo necesita; regresar no es tan sencillo para los adultos que todo lo ven con los ojos de la tragedia. El aviador aprende que la amistad no tiene rasgos de identificación, solo de corazones dispuestos a brindarse libremente.