"Tiene el lector en sus manos un libro delicioso. Le recomiendo que lo lea durante un atardecer de invierno, en una cas perdida de nuestros campos, al amparo de una chimenea y con algún vaso a mano para alegrar las melancolías. Pero es igual de recomendable en una mañana de primavera tibia, o cuando el sol rompiente del verano da paso a la luna llena y la noche invita a la lectura sosegada.Esta primera entrega es la aventura figurada de Fermín Tordancha, ese cazador rústico y bonachón, que como el Solitario de Jaime de Foxá, una buena tarde se metió a literato."