La obra de ningún otro autor clásico se mantiene más viva que la de William Shakespeare. Cinco siglos después de su fallecimiento, sus obras de teatro se continúan reeditando y representando en el mundo entero, además de haber dado el salto a otros medios, como la prosa de ficción, la televisión y el cine. Parece que vivimos en compañía permanente de William Shakespeare, que él, sus tramas, sus personajes y algunas de sus frases llegan a nosotros sin esfuerzo. En tal situación, tomar asiento y leer una obra de teatro de Shakespeare es algo que hacemos al cabo de una relación prolongada y más o menos consciente con el autor, durante la que hemos recibido gran cantidad de información tergiversada, errónea, frívola o, sencillamente, al margen de lo literario.