La historia de este conejito tiene algo muy particular, no solo su oreja verde: nos enseña a sentirnos bien con nosotros mismos y a no permitir que nos sintamos mal por algo que a otros les cause risa. Aquí aprendemos a estar contentos con lo que somos y a tener la mente positiva. Al terminar este recorrido por el bosque, comprenderemos que somos seres únicos con grandes cualidades. Y lo que más desea su autora, es que quede en nuestra mente y en nuestro corazón que todos somos importantes.