Un muerto equivocado es un libro que proyecta, en su primera sección, un mundo hecho de violencia, fantasías sórdidas y parlamentos abyectos. Estructurado como una sucesión de escenas, el autor deja hablar a los personajes de una farsa ambigua: voces que delatan la incomodidad de sujetos perturbados ante situaciones extremas y crímenes inminentes. En su segunda sección este libro muestra una poesía de raíz latina, en la que el verso es una herramienta de la franqueza. En Un muerto equivocado la conciencia literaria se enfrenta a sí misma y ensaya respuestas ante lo ominoso, lo perverso y lo sentimental.