En lo que hoy es la Diócesis de San Rafael, la fe católica se fue implantando desde muy lejanas épocas. Se tiene noticia de visitas esporádicas de misioneros venidos, a través de la cordillera, desde la CapitaníaGeneral de Chile, entre los siglos XVI y XVII.Sin embargo, esas visitas no dejaron nada estable. Eso recién se dio con la fundación del Fuerte de San Rafael. La tropa al mando de Don Miguel de Telles Meneses, venía acompañada por el primer cura conversor, Fr. Francisco de Inalicán, franciscano y araucano.Más de cien años después, con una Iglesia ya floreciente en vida eclesial, vino a brotar en estas latitudes una flor maravillosa, que se instaló para siempre, en el cariño y devoción del pueblo fiel: una imagen que, llegando en una forma semejante a tantas otras, tomó rasgos particulares que la convirtieron en la primera advocación mariana, propia del sur mendocino.Esta es la Virgen del Valle Grande, cuya historia pretendemos desarrollar en estas líneas, para empezar a dejar constancia escrita y ordenada de sus orígenes y del desarrollo de su culto y devoción.