Lex había pasado la mayor parte de su ajetreada existencia sin creer en el amor, pasando de cama en cama sin intención de quedarse en ninguna, pero todo cambió en el exacto momento en el que vio la sonrisa de Nick por primera vez. Tras años disfrutando del sentimiento capaz de debilitar hasta al más fuerte de los humanos, su vida dio un giro inesperado, haciendo que ella se viera obligada a huir hacia el único lugar del mundo donde se sentía a salvo, Londres. Había cometido un fatídico error y acababa de perder a la mujer de su vida, pero lo que Lex no sabía era que su compañera de viaje, la culpa, no tenía la más mínima intención de abandonarla y que todos sus fantasmas la estaban esperando en su lujosa suite para recordarle quién era y lo que había hecho.