Reseña del libro "30 Años de Raro Periodismo"
Cuando se escribe y se da a conocer este tipo de libros como "30 años de raro periodismo" se rompe con una tradición de larga data en el país, y de la mejor forma. Se rompe con la tradición funesta y oprobiosa de guardar silencio y no delatar a ciertos canallas de que aquí no ha pasado nada y que sobre todo no hay protagonistas a los que señalar y responsabilizar por ciertos acontecimientos. Pero, más que delatar, el libro de Mario Méndez relata de manera fresca y pormenorizada un conjunto de hechos políticos y económicos que explica el descalabro que hoy afrontamos como nación. Ahí están los nombres, los hechos, las acciones, los fríos números, el honorable y el bandido dándose la mano en la rueda de la historia que no es más que maraña de días oscuros e instantes luminosos. Cómo pasar por los campos crematorios y no describir a qué huele la carne quemada, vejada por el fuego infame? Cómo haber sido testigo de negociaciones oscuras, de conocer la críptica impronta de quien busca beneficiarse a toda costa sin importar el desenlace que afecta a millones de seres humanos y no actuar con la responsabilidad de Mario Méndez? Es de lamentar cómo nuestros más conspicuos pensadores a la hora de saldar cuentas se circunscriban a describir los campos devastados y jamás hablar con nombres y apellidos de los devastadores. Con "30 años de raros periodismo", Mario Méndez, sin aspavientos ni poses, me recuerda aún la ética atraviesa ciertas almas, que el oficio del periodista arroja cierta luz y funciona como ente vigilante de la sociedad. Alguien dijo: el periodismo puede llegar lejos, incluso hasta la muerte. Este libro, donde, por fin, se dan nombres y apellidos, es una muestra fehaciente de ello. En hora oscura y buena.
