Reseña del libro "Una Oportunidad"
El narrador de Una oportunidad est embrujado. Cuando quiere hacerciertas cosas, el embrujo se lo impide, no todas las cosas, pero s¡acciones contundentes y resolutivas, como por ejemplo buscar a unabruja que le ayude a solucionar su problema. En su bolsillo guarda unpapel con los telfonos de tres brujas que podr¡an deshacer elmaleficio: «Una es como las de antes, otra es moderna y la otra tienesus propios mtodos+. Pero +a cu l de las tres llamar? Entre copas devino, viajes, periodistas, fantasmas e interrogatorios, el narrador,autorreflexivo e indisciplinado, se afana en contar su experienciapara encontrar un sentido que se le escapa.La nueva novela de PabloKatchadjian subvierte toda l¢gica narrativa en una historia divertiday oscura, graciosa y delirante, y aprovecha el trayecto parareflexionar sobre esa secuela de la libertad a la que llamamosindecisi¢n.
«Un autor genial. Hago bien en copiarme de l+.CsarAira
«Lo disfruto como loco+.Alejandro Zambra
«En la obra dePablo Katchadjian la literatura se mira en el espejo. Nunca fue tanbella, nunca tan extra¤a. Voy a su obra como los griegos iban alor culo+.Carlos Fonsecas momentos en que aparecelo nuevo, el cambioradical. Y en ese sentido, ste es un libroprofundamente pedag¢gico:dirigido a historiadores, fil¢sofosy cientistas sociales, encierra unaense¤anza epistemol¢gicaacerca de c¢mo distinguir y describir lasrupturas, los elementosemergentes que subyacen en toda formaci¢nsocial. Kernyi pertenece a la m s ,selecta n¢mina de losestudiosos ,de la mitolog¡a griega en el siglo ,pasado+.Ignacio F. Garmendia, ,Diario de Sevilla
sobre la conciencia en elcerebro- lograroncomprender el papel de peque¤as reas discretas de lacortezaparietal humana en las distintas operaciones matem ticasydemostraron el asiento biol¢gico de nuestro sentido del n£mero,aquelque empleamos de manera inconsciente desde que tenemosuso de raz¢n, yseguramente antes tambin. Con su prosa clara yfascinante, el autornos invita a pasear por cuentas, cantidades,mapas y surcos corticalespara, una vez m s, conocernos a nosotrosmismos y a esa impresionantem quina que llevamos sobre el cuelloy entre nuestras orejas.