Reseña del libro "CRÓNICAS DE OPIRAMA"
En tres bloques que el autor denomina Sotanas, Guapos y Guarnieles, el lector se adentra en la picaresca, las leyendas , las historias contadas por los abuelos y recogidas de ajados y polillados periódicos del Occidente del Viejo Caldas.
Las “Crónicas de Opirama” son historias con pincelazos de ficción y leyendas entrelazadas; vienen de la cantera cultural de un pueblo mágico, donde todo es posible y mucho de lo dicho sucedió o pudo suceder.
Estas crónicas rescatan pastores de almas cuya memoria se estaba perdiendo en la penumbra de los tiempos y reviven los curas guapos que convirtieron los altares en trincheras.
Se ve al padre Tobón comandando a los refugiados que dieron vida al pueblito de El Rosario y al padre Corrales llevando leña seca a las hogueras de la intolerancia. Vemos al padre Melguizo enfrentando a los verdugos de su gente y al cura Herrera impidiendo que abrieran una carretera para proteger a las doncellas del acoso de los choferes.
Mientras el padre López recorre las trochas salvando almas y organizando ligas de temperantes, los guapos aparecen en los recodos camineros. El filo del machete junto con la ruana, la mulera y el aguardiente tapetusa se juntan en las fondas. “Pateperro” encarna al verraco de Guacas, en la trocha de la Gironda Pedro Benjumea arrea sus mulas en medio de los duendes y las ánimas en pena, Pedro Brincos y la Aviadora establecen con el Capitán Venganza una “república bandolera” entre Carambá y Opirama y Zoilo Bermúdez volea plomo por las orillas del río Cauca.
En los Guarnieles, al igual que en los carrieles, cabe de todo: el gallito saraviado, el gallinazo del diluvio, colonos de tierra fría, Fernando González fumando pipa en Otraparte, De Greiff tomando
aguardiente en Bolombolo, los animeros y más curas y más guapos.
“Crónicas de Opirama” plasma el pasado de una aldea enquistada en una región donde un cerro llamado Batero fue morada del dios Xixaraca y otro denominado Opirama tapona la prisión de los demonios tamaracas que a veces se escapan para convertirse en plagas, otras en granizo, en enfermedades y en la muerte. Noventa y tres artículos dan la visión de un pueblo aferrado a la montaña, de una comunidad que ha sobrevivido a los españoles, a los caucanos, a los antioqueños y a los bandidos que han querido arrebatarles la tierra, el oro y la existencia.