Reseña del libro "Todo el oro del día"
"La poesía de Eugénio de Andrade -escribió Ángel Crespo- es ante todo, y sin dejar por ello de sublimarlos, una poesía de los elementos y de las cosas elementales, porque elemento quiere decir principio constitutivo y las cosas elementales son, en ese sentido, los principios constitutivos -tal vez los únicos decisivos- de la poesía, la escala musical del canto". Escribir, para el poeta, es estar atento a las voces del mundo, a la luz que ilumina de pronto el cuarto oscuro de la infancia o el del amor o el del sexo, pues el cuerpo, la realidad del cuerpo, es un motivo recurrente en esa celebración del mundo que es toda la obra de Eugénio de Andrade. Pero él sabe que escribir es permanecer a la espera, atento no sólo a la "llamada matinal del mundo" sino también a la fascinación del silencio, ese lugar en donde "converge la Poesía" en toda su plenitud. A.C.P.TODO EL ORO DEL DÍA Eugénio de Andrade Traducción, selección y prólogo de Ángel Campos Pámpano Eugénio de Andrade nació en Póvoa de Atalaia, Beira Baixa, en 1923, cerca de la frontera española, una región que prolonga el Alentejo, verdadera patria de su poesía. Tras su infancia, que algo tuvo de bilingüe (su abuela materna era española), y ya en la adolescencia lisboeta, comienza a interesarse por nuestra literatura. Más tarde, traduce a Lorca, relee a Aleixandre y a Cernuda y acaba admirando sobre todo las obras de San Juan de la Cruz y de Antonio Machado. De su abuelo materno -un maestro de obras que trabajaba la piedra- aprendió la conciencia artesanal que le ha de acompañar siempre; de su madre -figura axial en la vida y en la obra del poeta- heredó "la sensibilidad, el sentido del rigor, cierta inflexibilidad de carácter" y también su despertar temprano a la poesía. Vivió en Lisboa y en Coimbra, donde entabla amistad con Miguel Torga y Eduardo Lourenço. Trabajó durante treinta y cinco años (de 1947 a 1982) como inspector administrativo de los Servicios Médico-Sociales del Ministerio de Sanidad y desde 1950 vive en Oporto, ciudad en la que se creó en 1990 la Fundación que lleva su nombre.TODO EL ORO DEL DÍA Eugénio de Andrade Traducción, selección y prólogo de Ángel Campos Pámpano Eugénio de Andrade nació en Póvoa de Atalaia, Beira Baixa, en 1923, cerca de la frontera española, una región que prolonga el Alentejo, verdadera patria de su poesía. Tras su infancia, que algo tuvo de bilingüe (su abuela materna era española), y ya en la adolescencia lisboeta, comienza a interesarse por nuestra literatura. Más tarde, traduce a Lorca, relee a Aleixandre y a Cernuda y acaba admirando sobre todo las obras de San Juan de la Cruz y de Antonio Machado. De su abuelo materno -un maestro de obras que trabajaba la piedra- aprendió la conciencia artesanal que le ha de acompañar siempre; de su madre -figura axial en la vida y en la obra del poeta- heredó "la sensibilidad, el sentido del rigor, cierta inflexibilidad de carácter" y también su despertar temprano a la poesía. Vivió en Lisboa y en Coimbra, donde entabla amistad con Miguel Torga y Eduardo Lourenço. Trabajó durante treinta y cinco años (de 1947 a 1982) como inspector administrativo de los Servicios Médico-Sociales del Ministerio de Sanidad y desde 1950 vive en Oporto, ciudad en la que se creó en 1990 la Fundación que lleva su nombre.